A diferencia de lo que se considera un enfoque psicoterapéutico, donde el profesional trabaja con los NIÑOS problemáticos o con psicopatología, la psicoeducación no intenta curar o mejorar una sintomatología o cambiar la personalidad. Es más bien un acercamiento a lo que se entiende como una orientación psicológica.
El papel del profesional psicoeducacional es similar al de un profesor que enseña habilidades y métodos pedagógicos, facilita el crecimiento personal y fomenta la autoayuda y las relaciones interpersonales. Y sobre todo, tiene una eminente función preventiva: no se espera hasta que se haya iniciado un proceso patológico, sino que comienza en la base educativa, enseñando métodos pedagógicos eficaces para evitar que las dificultades del niño no se conviertan en patología. Entonces, en la intervención con niños problemáticos tenemos tres niveles de actuación:
El primer NIVEL, el educacional, trata de enseñar a los padres y a los maestros cómo educar mejor con el objetivo de capacitarlos a intervenir de manera preventiva y correctiva con sus hijos y alumnos (intervención psicológica indirecta).
El segundo nivel, el psicoterapeútico, consiste en intervenir directamente con niños problemáticos o que presenten trastornos de conducta o mentales. En la psicoterapia infantil siempre hay un profesional, habitualmente un psicólogo que interviene directamente con el niño que tiene el problema, a menudo en contacto con los padres. También puede ser objeto de intervención toda la FAMILIA. Habitualmente, una psicoterapia no se hace como prevención, sino que se busca cuando se presenta un trastorno manifiesto.
El tercer nivel, la intervención a nivel comunitario, es fomentar una colaboración interdisciplinar (médicos, psicólogos, educadores sociales, padres) para mejorar la calidad de la enseñanza, de la educación y de la intervención psicológica en general, para dar la máxima atención a los niños afectados o en riesgo.
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